¡Cristo de la buena muerte,
el de la faz amorosa,
tronchada, como una rosa,
sobre el blanco cuerpo inerte
que en el madero reposa!
¡Cuerpo llagado de amores
yo te adoro y te sigo!
Yo, Señor de los señores,
quiero partir tus dolores
subiendo a la cruz contigo.
Quiero, en santo desvarío,
besando tu rostro frío,
besando tu cuerpo inerte,
llamarte mil veces mío...,
¡Cristo de la Buena Muerte!
A ofrecerte, Señor, vengo
mi ser, mi vida, mi amor,
mi alegría, mi dolor;
cuanto puedo y cuanto tengo;
cuanto me has dado Señor.
Y a cambio de este alma llena
de amor que vengo a ofrecerte,
dame una vida serena
y una muerte santa y buena...
¡Cristo de la Buena Muerte!
(Jose María Pernán)
Foto realizada por Txus Leal Tejada |